Uno de los más geniales y sin duda el más inteligente exponente del arte mágico del siglo XIX, nació en Viena el 19 de julio de 1806, donde murió el 11 de Marzo de 1875. Se sabe muy poco de la vida de Johann Nepomuk Hofzinser, sabemos apenas que sus padres provenían de Schwaben; su padre era un pudiente corsario que le impartió una cuidadosa educación. El joven Hofzinser, tras acabar sus estudios, se doctoró en filosofía y trabajó para el gobierno austriaco, alcanzando una alta posición en la tabacalera del Ministerio de Finanzas, hasta que recibió la jubilación.
El arte mágico no fue la primera pasión de Hofzinser, antes le atrajo la música, la cual le propicio numerosas frustraciones, por lo que pronto la abandono.
En un libro publicado por el escritor A. Patuzzi en 1857 titulado: ¨Magia, según el diario de J.N.Hofzinser¨ este último se expresa con estas palabras: «En mi temprana juventud amaba la música, tocaba el violín, participaba en conciertos y llegué a presentarme en importantes círculos, siempre con grandes aplausos. Un día, después de un corto intermedio, salio un niño acompañando a su padre, y también tocó. Comencé a escucharlo superficialmente, con cierto desprecio, pero luego captó mi atención y empecé a ruborizarme, y al ver la energía y la genial naturalidad de este chico me llené de tristeza, pero me di cuenta de que había elegido el camino equivocado, abandone el violín y olvide mis sueños de virtuosismo». Ese hecho puede haber sido la causa de que Hofzinser se buscase otra afición, la Cartomagia, disciplina que elevó a un clásico virtuosismo.
El principio del ¨doble fondo¨ parecía hecho para Hofzinser; el arte mágico parecía estar predestinado a que le llegara.
No se puede determinar con certeza cuando Hofzinser se volvió hacia la Magia. Se sabe por sus cartas que para 1928 ya se ocupaba intensamente de sus experimentos cartomágicos y de aquellos tiempos datan algunas de las ideas para sus fenomenales rutinas. Recibió, sin duda, gran inspiración por parte de ¨Dobler¨, quien celebraba su triunfo en Viena y contaba a Hofzinser entre sus admiradores. Sus entusiastas críticas de las actuaciones de Dobler en el Bauerles Theaterzeitung (periódico de arte) son prueba elocuente de ello. También con el profesor Kompars Herrmann, quien utilizo algunas ideas de Hofzinser, cultivó esta profunda amistad. Durante más de cuarenta años Johann fue el favorito declarado de la aristocracia y de la alta sociedad vienesa. No se anunciaba ninguna velada en la que Hofzinser no participara.
En lo que respecta al desarrollo artístico de Hofzinser, debe tenerse en cuenta que la Magia en su época estaba en un estado primitivo. El vertía su ingenio en viejos experimentos que luego en sus manos eran sustancialmente mejorados, pareciendo de esta forma novedades que al final el presentaba como tales. Cuando ya había mejorado lo inmejorable, se dedico a crear; lo que surgió entonces de su fructífera mente, tiene apenas comparaciones en la historia del arte mágico. Bajo sus maravillosos dedos nacieron principios nuevos, no conocidos hasta entonces, que fueron por décadas el orgullo de todo ilusionista y que aun hoy, mas de 100 años después de su creación, se siguen empleando en su forma original. Grande es también la cantidad de accesorios y técnicas que inventó para orientar el arte mágico en una nueva dirección, lo cual no hubiese podido hacer con las técnicas entonces existentes.
La importancia de Hofzinser como inventor y creador en el campo de la Magia en general es infinitamente mas importante que su contribución a la Cartomagia, especialidad a la que gustaba llamar ¨la poesía de la magia¨. Allí hizo brotar toda su gigantesca fuerza creadora, uniendo su genialidad a su inteligencia hasta rayar en el borde de lo apabullante. Según el mismo, informó, descubrió y combinó mas de 60 experimentos cartomágicos originales, todos de gran belleza y acompañados de charlas llenas de hermosa poesía.
Hofzinser parece haber alcanzado, con mente y alma, la máxima profundidad que es posible alcanzar. El que su capacidad y sabiduría no sean tan conocidas como debieran, incluso entre círculos de conocedores, se debe a que Hofzinser era muy celoso de su arte y no permitía el mas mínimo vistazo a sus secretos. Sus celos, o su amor al arte, como también puede llamárselas, llegaban tan lejos que dejo una orden escrita de que se destruyeran todos sus escritos después de su muerte.
Su viuda quien, como hemos dicho, fue una de las primeras magas y una admiradora de su arte, cumplió el último deseo de su esposo y quemo hasta la última hoja de papel, sin dejar documento alguno del legado de Hofzinser y así las huellas de su genio creativo fueron borradas del mundo.