Nació en Columbus, Ohio, en Estado Unidos, el 20 de julio de 1869. Desde los 7 años se sintió atraído por la magia. Trabajó desde muy pequeño como vendedor de diarios, como mozo, y a la vez realizaba para sus amigos, trucos de magia que aprendía de un libro que se llamaba “Modern Magic”, de Hoffmann.
A los 17 estudió medicina, y para profundizar sus estudios quiso continuarlos en Filadelfia; emprendió el viaje en un tren que pasaba por Albany, donde se enteró de que actuaba uno de sus ídolos, el mago Alexander Herrmann, y no pudiendo resistir la tentación de verlo actuar se bajó para ver el Show. Y tanto le fascinó el arte de Herrmann que continuó viendo todos los shows de su gira y decidió que él también sería mago.
Practicó durante años en un circo los trucos que fue mejorando de a poco, y con los que llegó a impresionar al emperador Chino, al Japonés, al de Austria, al Príncipe de Gales, al Presidente Americano, y a muchas otras personalidades.
En 1900 decidió hacer algo a lo grande, un espectáculo montado como nunca antes, en el que invirtió 9 meses de práctica sin actuar en ningún otro lado, y por lo tanto todos sus ahorros.
La presentación fue en Londres, y continuó por todo el mundo. Tanto despliegue lo convirtió en uno de los magos más admirados de la época, incluso por otros magos.
En 1907 llega a Estados Unidos; conoce a Harry Kellar, otro grande que se estaba por retirar, y que le pide que sea su sucesor, y así, el 16 de mayo de 1908 en el Ford´s Theatre de Baltimore, Kellar realiza un gran show, y cuando se retira, coloca su manto sobre los hombros de Thurston, en señal de que sería su sucesor. En sus shows, Thurston realizaba cinco trucos de Kellar.
Sus grandes ilusiones eran aclamadas por el público, como en la que desaparece un automóvil junto con su conductor, en otra una mujer se transformaba en estatua, o la desaparición de una jaula colgada del techo, del piano y su pianista, etc. Y otro truco grandioso era el que de todo lo que tocase con su varita mágica saliera agua y fuego de lo que tocara con su mano. También era un gran manipulador de cartas, aunque la fama la logró gracias a sus grandes ilusiones.
En 1931, Thurston anunció que se retiraba, pero continuó actuando; en 1934 vuelve a anunciar su retiro, pero siguió, hasta que el 13 de abril de 1936 fallece, según los médicos, de pulmonía seguida de una hemorragia cerebral, pero hay varias teorías acerca de su muerte. Tenía 67 años.
Fue el segundo eslabón de la Dinastía que comenzó Harry Kellar, con el manto que heredó de Alexander Herrmann, y que después continuaría Thurston, Dante, Lee Grable y actualmente, Lance Burton.
Thurston fue, sin duda, un mago espectacular, el mejor de su época.